El minuto de silencio
Muchas veces nos comportamos de una manera fría y sobria ante la tragedia que ocurre a otros, me recuerda que hace tiempo muchos pensamos: ¿gripe aviar? ...pobres chinos, que bueno que en México no ocurren cosas como esas... y quizá ahora digamos: ¿accidente aéreo? de suerte que nunca he viajado en avión... pero cierto es que ninguno de nosotros está exento de vivir una catástrofe.
Hoy al medio día vino a mí este pensamiento, después que dieran el aviso de que dos personas que viajaban a bordo del avión desaparecido eran investigadores de aquí del Politécnico. Por un instante al ver los rostros afligidos y escuchar las palabras de duelo del Director, sentí una gran tristeza, pero pronto en mi corazón aparecía un rayo de esperanza que me decía: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas... de inmediato sentí tranquilidad y confianza, pero luego observando, comprendí lo que ocurría a mi alrededor, el desanimo en los rostros presentes, un breve discurso que lejos de brindar una apoyo espiritual acongojaba aún más con palabras llevadas sólo por el viento, el hombre ante la impotencia de su trágico destino... sin embargo estando allí, me sentí agradecido y muy afortunado, no por el hecho de estar vivo, sino por tener a mi lado a quien es la fuente de consuelo y de toda esperanza, Cristo Jesús.
Con esto en mente y en el corazón, me gustaría decirte que si tu vida yace sin esperanza, si por un momento tienes cabizbaja tu mirada y apesumbrado el corazón, recurre a la fuente de verdadero consuelo, que esfuma todos los miedos y renueva todo lo que hay en ti, ¡ven a Cristo hoy!
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