mercredi 18 février 2009

Un Ministerio Juvenil.

En el 2006 pasé un verano inolvidable en el que pude visitar uno de los campamentos juveniles que desde hace unos años, ha comenzado un hermoso ministerio en nuestro país: Palabra de Vida.

Me siento muy agradecido, no sólo por el hecho de haber asistido, sino también por la invitación de colaborar con el equipo de "Aventura Extrema" en todas la actividades que son promovidas para que los jóvenes camperos puedan tener un momento de encuentro con el Señor.

El lugar es fantástico, ubicado en el pintoresco pueblo de Bernal, en el estado de Querétaro y justo al pie del tercer monolito más grande del mundo: la famosa Peña de Bernal, con más de 300 metros de altura. La propiedad cuenta con todo lo necesario para desarrollar los campamentos juveniles que cada año suman a más y más jóvenes provenientes de muchos lados de la república y el extranjero. Aquél año fui invitado a participar como miembro del equipo en las actividades "extremas" tales como coordinar y llevar los grupos a la peña, abrir las rutas de escalada, ayudar con el armado del muro artificial de escalada (cuentan con uno propio muy bueno para divertirse) y muchas más, sin olvidar claro, el objetivo de testificar a los chicos que allí se concentran, es muy hermoso poder trabajar de ésta manera ya que, te relacionas con muchos que igual que tú tienen el mismo deseo de servir y trabajar por la obra del Señor.

Ese año conocí bastantes nuevos amigos y al siguiente también pude integrarme en la "Gira Aventura Extrema" recorriendo varios lugares e inclusive pasando por Orizaba, con su famosa tirolesa en los 500 escalones, la escalada en St. Catarina y en donde también tuve la oportunidad de compartir la Palabra al grupo y terminando con el rafting en el río los Pescados, a unos kilómetros de Xalapa.

Es una verdadera bendición el esfuerzo que hacen nuestros hermanos en ese lugar y desde este espacio les animo a seguir trabajando siempre con ese mismo entusiasmo en el ministerio. Así que envío un cariñoso saludo al hno. Leo di Gilio y su esposa Hirma, mis inseparables Pepe y Pablo, al hno. Fer Maldonado, al súper Kenji e Iván (compañeros de aventuras), mi buen amigo Alex Fernández (saludos hasta La Piedad), mi amiga Illariy y los Yakos y todos los misioneros y hermanos que guiados por el Señor trabajan por llevar el Evangelio de Cristo a la juventud.

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